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MESA # 5 
"Cuéntame tu cuento"

Objetivo: 

Escuchar las reflexiones de los pescadores/ras sobre las formas que tienen de pensar, sentir y su relación entre ríos y peces. Esta mesa se concentró en los componentes culturales de la pesca y los diversos recursos ícticos presentes en las principales cuencas hidrográficas de Colombia.

 

Mesa infinita de significados

La mesa 5  integró el trabajo interdisciplinario a través de metodologías de investigación cualitativa  para preguntar sobre la actividad  pesquera;  los contextos  y desafíos del oficio; la situación actual sobre la gobernanza ambiental; los recuerdos de las "Subiendas"; las percepciones  sobre los ríos, peces, y profundizar sobre  la vida de los  pescadores/ras. Se articuló el trabajo de comunicación en el que se ilustraron las valoraciones y emociones sobre el río y los peces.

El tiempo para desarrollar esta actividad fue limitado,  lo que hizo que en  los encuentros no se pudiera profundizar en las historias, sin embargo, estas metodologías  permitieron que los pescadores/as tuvieran un espacio de libertad de expresión en donde el equipo pudo  escuchar  las experiencias y reflexiones. El equipo de trabajo se organizó en cuatro subgrupos en donde se realizó:

 

  •  Cortas entrevistas lideradas por María Elvira García y Mateo Vásquez con la colaboración de Carlos Rodríguez y Juliana Serrano quien se encargo de ilustrar  las historias compartidas.

 

  • Conversaciones en torno a los saberes, tradiciones y usos que  le dan a los peces migratorios coordinado en dos subgrupo por  Florina Jacob y Rainer Wedler y Olga Lucía Hernández y Luis Guillermo Castro.

 

  • Videos cortos y espacios de escritura y de dibujo libre sobre las amenazas y el oficio de la pesca liderado por Juanita Gonzáles y Sarah Martínez. El registro audiovisual lo realizó Juanita.

 

  • Realización de corpografías sobre la forma "Cómo el oficio de la pesca  se lleva en el cuerpo: Destrezas, dolencias, y emociones asociadas", coordinado por Lina Camacho y Diana Bocarejo.

 

  • El equipo liderado por Mariana Alejandra Moscoso y Carlos Rincón trabajó paralelamente en la realización del material audiovisual que recogería la experiencia del evento y algunas de las historias y experiencias de los pescadores.

MESA 5A
Entrevistas grupales: Conversaciones sobre gobernanza e hitos de las trayectorias de

pesca

Esta metodología abrió un escenario de discusión con los pescadores y pescadoras, donde  pudieron narrar cuáles han sido los problemas, desafíos y formas de organización que han tenido alrededor de la pesca en diversos puntos de la cuenca Magdalena-Cauca. Esta metodología  incentivó a los pescadores y pescadoras  a contar los aspectos más relevantes de su oficio: Técnicas, mitos, acontecimientos importantes, gustos, y  costumbres. Para el desarrollo de esta sección, dos asistentes dirigieron dos mesas diferentes: En cada una de ellas llegaban dos o tres pescadores para establecer discusiones sobre los temas anteriormente mencionados. Paralelamente, Juliana escuchaba las historias e ilustraba los relatos más emotivos o graciosos respecto al oficio del pescador y su transformación durante los últimos 30 o 40 años.

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Durante la actividad, en las dos mesas se lograron entrevistar a más de 18 pescadores y pescadoras. Con respecto al tema de gobernanza, casi todos los entrevistados y entrevistadas, aludieron a la idea de que “todo tiempo pasado fue mejor”. Para ellos y ellas, el manejo de la pesca, y en general de los ríos, ha producido una degradación progresiva del recurso pesquero que no estaba hace aproximadamente treinta años, muchos recordaron cómo el esfuerzo de pesca era menor en tiempos pasado, cuando bastaban dos lances de Atarraya para sacar 200 Bocachicos (Prochilodus magdalenensis).

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Otras de las anécdotas  narradas evocaron las faenas de “pesca sin intención” , acontecimientos que se daban cuando los pescadores y pescadoras se embarcaban en las Ciénagas para ir a buscar bastimento o provisiones a otras partes,   durante estos recorridos los Bocachicos coleaban y se metían solos a la canoa, así era la abundancia de las "Subiendas". Sin embargo, con el pasar de los años, este fenómeno se ha ido transformando, los factores son múltiples como lo han determinado recientes estudios (link a la disminución de peces del magdalena-Cauca). Por parte de los pobladores, durante las entrevistas los pescadores y pescadoras  coincidieron en que hay cinco puntos que han degradado el recurso pesquero y la calidad del agua:

Estos puntos han transformado el oficio de la pesca y ha hecho que ahora se  requiera de mayores esfuerzos, en ocasiones se torna difícil pues la disminución de los peces es tan alta, que las temporadas de abundancia o las "Subiendas" solo generan deudas y problemas. En este contexto,  muchos pescadores y pescadoras se enfrentan  a la necesidad de organizarse para analizar en conjunto los problemas que enfrentan en sus comunidades,  incluyendo fenómenos  como  la pesca ilícita, la disminución de  la sedimentación de los ríos,  así como pedir el apoyo y  la presencia de las entidades ambientales e  instituciones gubernamentales en los territorios.
 

Un ejemplo de este liderazgo lo dieron  dos pescadores de la ciénaga del Llanito, Santander, que contaron  cómo durante los últimos años se han organizado para reportar las dinámicas de ‘potrerización’ que realizan los grandes terratenientes de la zona. Asimismo, se han enfrentado a la necesidad de recomendar el uso exclusivo de las herramientas legales de las artes de la pesca como la Atarraya y el Anzuelo. No obstante, según varios pescadores y pescadoras, estas iniciativas han generado conflictos locales con los terratenientes y con otros pescadores, por lo que muchas organizaciones han desistido de mantener las prácticas de cuidado y organización alrededor de los cuerpos de agua.
 

Fotografías por Ictiología y Cultura y The Nature Conservancy.

Por otra parte, varios pescadores del departamento de Santander, contaron que sus formas de organización se han articulado principalmente alrededor de los reclamos frente a las hidroeléctricas, la explotación de hidrocarburos y monocultivos. Para ellos es fundamental recuperar la conectividad de los cuerpos de agua, pues hace varios años que no pueden pescar con la misma ‘libertad’ que lo hacían en tiempos pasados,  ya que están sometidos  a las decisiones que toman los diversos sectores económicos de manera aislada, sin consultar las posiciones de las poblaciones afectadas. Por lo tanto, a estos pescadores y pescadoras les parecía que el manejo ‘monopolizado’ del agua empobrece a sus comunidades que dependen solo de este recurso para su sustento, por ello, las empresas tienen el deber de compensar a las comunidades. No obstante, ellos y ellas  afirmaron que no sólo las empresas deben responder frente a esta problemática, sino que las instituciones gubernamentales y las entidades ambientales también tienen responsabilidades en este asunto y deben responder la pregunta que  plantearon: “¿Los ríos son para producir energía o para producir vida?” 

Eber Yoni Estrada Mercado de la Federación integral de pescadores artesanales y ambientales de puerto Wilches

Alirio Perdomo. Presidente de la Asociación de calandreros del río Magdalena

Sobre los elementos constitutivos del oficio del pescador y la pescadora, se  afirmó específicamente que uno de los mayores afectos y gustos por la pesca es la ‘libertad’, pues el pescador y la pescadora tiene la posibilidad de mandarse a sí mismo, de controlar sus horarios de trabajo, de pescar lo que quiere pescar y de ganar lo que quiere ganar. Pero este no es el único aspecto que los aferra a la pesca; también hay otros elementos relevantes, como la valoración de la alimentación y del agua. Es más, varios entrevistados y entrevistadas comentaron que tienen un amor particular por el Bocachico (Prochilodus magdalenensis) y sólo la pesca les permite tenerlo en sus casas para comerlo. En otro sentido, el agua guarda el ‘espíritu’ del pescador y la pescadora, pues es el lugar donde se desenvuelve la libertad del oficio, pero donde se consiguen el pescado y las anécdotas. Es por eso que muchos manifestaron que en parte son río, ciénaga y pescado, lo cual los anima e ilusiona para intentar reclamar y hacer cosas para recuperar los cuerpos de agua.


Otro de los aspectos que se discutió en las entrevistas fueron los mitos y leyendas, donde se destacan dos: La del Mohán y la de la candileja  o lámpara. Por un lado, la historia del Mohán parece tener variaciones regionales, y también tiene diversas continuidades. Todos los pescadores y pescadoras que se refirieron al Mohán, hablaron de éste como un sujeto de aspecto descuidado y pelo largo, con cara de cerdo o con el pelo en la cara, que fuma tabaco en una canoa y en  las orillas del río. Pero mientras un pescador de Honda se refirió al Mohán como un objeto de suerte, que en algún momento le permitió tener una buena pesca en semana santa, otro pescador de Mompox narró los temores que generaba y que, incluso, hace que muchas personas abandonen sus lugares habituales de pesca; en el Simití, Cesar el Mohán es trangénero y es la pareja de el "Cachón" otro "espanto" o mito de la región.


La candileja también parece tener distinciones regionales, pues los pescadores de Repelón (Atlántico) la llaman la ‘Mamonúa’, los pescadores de La Rinconada la llaman ‘la Lámpara’, los de Mompox ‘La Lámpara de Cacería’.  Pero todos y todas narraron más o menos la misma historia: Es una luz blanca que aparece en los cuerpos de agua y busca a los pescadores; al parecer es un encanto que vive en el agua y guarda la historia de una niña que maltrató a su mamá y fue condenada a divagar por el río y por las ciénagas. Por último, las anécdotas de los caimanes se presentaron como uno de los temores que tienen los pescadores y pescadoras, pues la exposición a los caimanes y a las babillas es una situación constante en las faenas de pesca. Además, algunos pescadores de La Rinconada narraron que no le temen a las babillas pero sí a los caimanes porque les pueden tumbar las barquetas y hacerlos ahogar.

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Danela Marquéz. Pescadora

Pescador Hernan Mendoza. Representante de la Asociación Guardianes de la Ciénega del Simití, Bolívar

MESA 5B 
Taller de Conversación e ilustración: Saberes, tradiciones y usos de los peces

migratorios

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El objetivo de esta metodología era dar un espacio para que las pescadoras y pescadores asistentes pudieran elaborar y compartir algo de los saberes, tradiciones y usos que ellos le dan a los peces migratorios en los territorios donde habitan. Para lograrlo, se utilizaron fotografías impresas de una selección de peces para las cuencas de los ríos Magdalena-Cauca, Atrato, Sinú y Orinoquía-Amazonas que TNC elaboró y enumeró para hacer   referencia a cada  especie y así  facilitar la recolección de información en las diferentes mesas. 

Éstas se mostraban a los pescadores que llegaban en grupos, y se entablaba el diálogo entorno a uno o  varios peces que ellos escogieran. El equipo definió tres ejes temáticos para guiar las conversaciones: Los usos que se le dan a los peces migratorios, abarcando recetas culinarias, preparaciones médicas (más los datos que ellos quisieran agregar ; las artes, temporadas y zonas de pesca; y finalmente la narración de historias particulares que hubiesen vivido con alguna de estas especies. A medida que ellos contaban sus experiencias y conocimientos, los acompañantes registraban la información en texto o en ilustraciones, para después pegarlo todo en una cartelera con el mapa de Colombia en el centro.

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Vista general del producto y resultado del ejercicio, en el centro el mapa de las cuencas hidrográficas de Colombia. Las ilustraciones y notas de la parte superior corresponden a especies de la cuenca Magdalena-Cauca, mientras que los dos de abajo son de la cuencas Orinoco y Amazonas. Fotografía: Florina Jacob.

Durante las tres horas que duro la actividad, en total se conversó con  pescadores (15) y pescadoras (2). La mayoría venía de la cuenca de Magdalena-Cauca, sólo dos eran de la cuenca del Orinoco, y a la cuenca del Amazonas la representó una mujer.

 

Al hojear las fotografías de los peces, los pescadores y pescadoras iban enumerando los nombres con los cuales identifican a estos peces en su territorio. Cuando la especie era conocida y usada por todos, estos participaban en su descripción y en la narración de sus historias. También sucedía que algunas especies eran más abundantes en ciertas partes del río que en otras, y le daban la palabra al que reconocían que tenía mayor experiencia con la especie por la zona en la que vivía, mientras escuchaban atentamente.

 

La mayoría de especies fueron reconocidas por todos, la única que varios dijeron no haber visto, y sólo por un par de pescadores identificaron fue el “pescado bonito” (especie #18 correspondiente a "Saccodon dariensis"), de la cuenca del Magdalena-Cauca, el cual Hernán Mendoza, habitante de Simití, dijo que vive en quebradas de aguas claras y poco profundas, que es poco abundante y viaja a las ciénagas a reproducirse, pero no lo hace en grupo. Es una especie que come frutos del árbol del perlo, de las riberas de los ríos. Otros pescadores lo reconocieron, y dijeron que si recordaban haberlo pescado, pero al ser raro y poco común, prefirieron no llevarla y la devolvieron al agua.

Notas del pescado bonito.
Fotografía: Florina Jacob.

Otra especie de la cuenca Magdalena-Cauca que identificaron como escasa, pero que todos reconocieron fue la "Pacora" o la "Puerca" (especie #14 correspondiente a Plagioscion magdalenae), que vive en las ciénagas la mayoría del tiempo. De ella decían que no era migratoria sino que a causa de la sedimentación y disminución del espejo del agua de las ciénagas, ha emprendido viajes a otras ciénagas y caños. Los pescadores de la Rinconada dicen que la pescan con Atarralla de 3.60m longitud de malla.

Es un pez que pasa el día en los fondos de las ciénagas, cubierta de barro y de sedimento, quieta esperando que se le acerquen presas, y de noche “sale a caminar” y buscar peces dormidos. Cuando se pesca, emite un ronquido fuerte, y tiene unos dientes filosos que varios dijeron haber recibido mordiscos duros. Jully Andrea de Puerto Wilches, contaba que cuando se cocina la cabeza y se ablanda el hueso, detrás de los ojos la "Pacora" tiene un par de piedras transparentes de alrededor de 3-5 cm que quienes saben, las guardan, pues al hervirlas en agua y tomarla, ayudan con problemas urinarios, sobre todo para los niños. Dice que su papá tiene piedras guardadas, pero que ya casi no se guardan piedras, sea por la escasez del pez como por el olvido de su utilidad. 

Ilustraciones e información del blanquillo, barbudo y pacora recogida durante el ejercicio. Foto: Florina Jacob.

Se habló también de la "Picúa" (especie #19 correspondiente a "Salminus affinis"), la cual puede pesar hasta nueve  libras, los pescadores decían que prefiere vivir en aguas claras. Para pescarla se utiliza la misma "Atarraya" que para el "Bocachico", con el cual suele viajar en grupos durante las "Subiendas" de abril y octubre. Antiguamente,  con la "Atarraya" se capturaba en abundancia, pero recientemente se encuentra con menor frecuencia y se pesca con anzuelos solos o en línea. Como carnada para la "Picúa" se utiliza la "Tota", "Colosa" o "Tolombita" (Astyanax magdalenae) y  carnada inerte como las moscas. Su presencia es más probable en zona de corriente fuerte, profunda y empalizadas.

En cuanto a la "Tolombita" (especie #20 correspondiente a "Astyanax magdalenae"), todos coincidieron en que incluso si anteriormente era tan abundante que se arrumaba el sobrante y se quemaba, sigue siendo muy abundante hoy en día. Es una especie carnívora con dientes afilados, tanto que a veces cuando los pescadores se meten al agua sin camisa, ella les muerde las tetillas, verrugas o granitos que tengan. Los pescadores no reconocen que sea más abundante en algún punto de los ríos, ciénagas o caños, pero sí que prefiere las zonas con vegetación en las orillas, pues también come semillas de "Zuán" o de "Pinta Canela". Es utilizada principalmente como carnada blanca, pero cuando escasea el resto de pescado, la usan como alimento. Para pescarla se usa el mismo arte de pesca que para el "Viejito" (ficha especie # 23 correspondiente a "Cyphocharax magdalenae ), la "Red Chile", que tiene un ojo de red muy pequeño. En cuanto al "Viejito", este no se vende, pues al ser tan pequeño (max 19 cm, dicen ellos), “no tiene comercio”.

Pasando a los "Bagres", como el  "Blanquillo" o "Cucharo" (especie #21 correspondiente a "Sorubim cuspicaudus") se habló que es un pez que pasa la mayoría del tiempo en las Ciénagas, y suele alimentarse en los fondos pero también en la superficie de semillas, y que se reconoce dónde está porque se le ve “mordisquear el agua”.


Alcanza una talla de 35 cm, y se pesca con anzuelo que hunda, usando de carnada frutas o pescado (por ejemplo el "Pez cabeza de Piedra"). También se pesca con "Atarraya" y con "Trasmallo". Cuando se acerca a los bordes se pesca "Con chuzo" desde la canoa. Dicen que es un pez muy sabroso, con mucha grasa, útil cuando se tienen las defensas bajas. Cuando llega a las Ciénagas, se queda en los fondos lodosos “descansado y engordando”, de modo que cuando emprende el camino al río tiene suficientes reservas energéticas, y es mejor momento para pescarlo.  
 

La ficha #13  planteaba la pregunta si eran especies diferentes, a lo que la mayoría de pescadores respondió que sí eran diferentes, diciendo uno que la de arriba el "Capaz" y el de abajo el "Nicuro", mientras que el resto dijo que la de arriba era el "Nicuro" y la de abajo el "Capitanejo: o "Elliso". En cuanto a dónde se encuentra, el primero ("Capaz" o "Nicuro") se captura con mucha frecuencia con "Atarraya" en Ciénagas y ríos, mientras que el de abajo (Nicuro, "Capitanejo" o "Liso"), prefiere aguas quietas como el Caño Cimitarra, usando anzuelos que se hundan con carnada de cucarachas o lombrices.

El Barbudo (así se le llama a los bagres, pero este es un bagre diferente al rayado) es un bagre que se consume todo el año en la cuenca Magdalena-Cauca, por eso muchas veces  está presente a la hora de comer, su carne tiene poca espina pero se dice que no se puede consumir mucho ya que es muy grasoso. Lo pescan con atarraya, chinchorro y anzuelo con carnada de carne. Tiene aletas espinosas y cerradas lo cual hace que se quede enredado en la malla y desgaste la cuerda.

Ilustración  y notas de la picúa (arriba), y de las fotos de la ficha 13 con el Capaz/Nicuro (foto de arriba), y el Nicuro/Capitanejo/liso (foto de abajo). Fotografía: Florina Jacob.

Finalmente, en cuanto a la cuenca del Orinoco y del Amazonas, se habló únicamente de dos peces:  La "Palometa"  (especie #66 correspondiente a "Mylossoma aureum") y el "Sábalo", nombre común del pez del genero "Brycon spp.". Éste es muy importante debido a su gran abundancia y consumo, como contó Simeón de la comunidad la Hormiga del Putumayo. Su pesca se da más entre mayo y junio. Es omnívoro y su dieta principal son frutos y semillas. Por eso en tiempos de mucha fruta se puede notar su abundancia, lo pescan con "Anzuelo" y usan de carnada al Plátano y  la Guayaba.

Georgina, habitante de la comunidad indígena de la Milagrosa, ubicada a dos  horas del municipio de Leticia, contaba que hay cuatro subespecies de "Palometa" (en portugués se llama "Peixe Pacú"), y es de los peces más comunes y constantes en la región, además de ser muy importante para la alimentación local. En loa  ríos se captura con "Mallas" y "Atarrayas", y en lagos con "Vara de Pesca". Es un pez que come de todo, hierbas, hojas podridas, lodo “y hasta muertos”. Cuando se quiere atraer se usa fruta, que es su alimento predilecto en época de lluvia, pues el agua de lluvia tumba las frutas de los árboles al agua.

Cuando se pesca, hay dos métodos de conservación: Salarlos, con lo que duran hasta un mes consumibles, o ahumarlos poniéndolos a secar al sol una semana, hasta que quede delgado y seco como una hoja. Sin embargo, si llovizna durante su secado y se humedece el pescado, se mohosea y se utiliza para alimentara perros y gallinas. En cuanto a las preparaciones culinarias, en la que se hizo más énfasis fue en "Atarasca", que consiste en envolver el pescado fresco en hoja de Palma Parirí o Pupeca con verduras y raíces y poniéndolo al fuego, en el cual una vez se seque y deje se escurrir agua, está listo para comer con yuca. 

Información e ilustración de los dos peces abordados de la cuenca amazónica. Fotografía: Florina Jacob.

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                  MESA 5C 
                        Taller Espacio Abierto de Expresión: Videos,
                        escritura e ilustración 

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El objetivo central era  conocer las emociones y sentimientos que generan las amenazas y el oficio de la pesca en los hombres y mujeres, en un espacio  para la expresión, con base a dos preguntas :

1. ¿Cuáles son las amenazas que enfrenta  la pesca y a su oficio de pescador? 
2. Desde su comunidad ¿Cómo están enfrentando estas amenazas?

 

Recopilación de los videos realizados durante la actividad

Si hay algo que de entrada resaltan los pescadores y pescadoras es su capacidad de construir un camino de resistencia que va más allá de sus problemas, donde la autogestión, la autonomía y el conocimiento de sus comunidades les permiten prepararse para vencer la adversidad, los llena de fuerza para no dejarse atrapar por  los acontecimientos que les  imponen día a día los factores externos como lo son las injusticias que se presentan en sus territorios. Todo esto, a través del encuentro con el otro, que hasta hace poco estas comunidades no se atrevían a enfrentar.

 

Un ejemplo de esto es el caso de "Los Guardianes y las Guardianas del Oro del Magdalena" en San Rafael de Chucuri y Bocas del Carare, Santander, ya que una vez se conocieron, se unieron y se dieron cuenta del poder  que representan juntos y juntas. Hoy en día, estas dos comunidades navegan los ríos y recorren los caminos creando un mañana diferente a través de la transformación de una cultura violenta y desarraigada, a una cultura solidaria y arraigada a la idea de salvaguardar su patrimonio natural y cultural.


Estas mesas fueron un espacio de libertad de expresión, de  debate colectivo, que partieron del conocimiento profundo de la vida íntima que yace en  las comunidades de pescadores y pescadoras, que son el resultados de años de  desplazamientos  por la vida de los  ríos,  tan diversos y enormes que desafortunadamente la mayoría siguen siendo  desconocidos y dado este hecho,  se ignora también el gran potencial de los recursos que representan, hoy en día sobre explotados.

La última sección de la mesa 5, brindo un espacio para que los pescadores y pescadoras compartieran  las emociones, destrezas y cicatrices asociadas a su oficio a través de dos corpografías de cuerpo completo, una para ilustrar los miedos y temores por medio de cicatrices o marcas que han sentido como pescadores y pescadoras y  la otra en donde se ilustró las emociones, sentimientos, sensaciones de cualquier tipo que les ha traído su oficio. Cada sentimiento o cicatriz se ilustró en algún lugar del cuerpo que ellos consideraban que la sentían, permitiéndonos visualizar una figura más real de lo que significa y se siente ser pescador y  pescadora. La actividad se realizó en grupos pequeños de dos a tres pescadores, con el fin de ser tener un espacio más intimo y más tranquilo, en donde ellos y ellas  contaron su sentir.


Las marcas y cicatrices en el cuerpo son muchas. Historias de infecciones y hongos, dolor en los músculos por el esfuerzo de canaletear, dolor en los hombros, hemorroides por estar sentados y por los cambios de temperatura, los riesgos de calambres, heridas por pinchazos de Rayas, Barbudos, y Blanquillos.
 

En la actividad no faltaron la caras alegres y satisfacción y las caras de angustia e incertidumbre, cada una de estas asociadas a un recuerdo. Las emociones se sienten en el aire, en los gestos, en el tono de voz y en las miradas, las emociones sean buenas o malas trasmiten mucho y nos conectan más como personas.

Corpografías sobre la forma "Cómo el oficio de la pesca  se lleva en el cuerpo: Destrezas, dolencias, y emociones asociadas",  Fotografías por  Lina Camacho y Diana Bocarejo.

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